dilluns, 14 de setembre del 2015

Barri Gòtic de Barcelona, un passat fictici al servei del nacionalisme

El debate sobre el turismo es uno de los más encendidos de los últimos años en Barcelona. Por un lado, se critica un modelo insostenible que ha transformado la ciudad en destino favorito del turismo masivo. Por el otro, los defensores de la promoción de la marca Barcelona defienden la importancia del turismo como fuente de ingresos económicos. ¿Pero cuándo empieza la construcción del parque temático Barcelona? ¿Quiénes atisbaron el potencial de la ciudad como uno de los destinos más atractivos del mundo?

Construir un barrio, inventar el pasado

http://farselona.com/es/




Farselona es un documental web que recupera una de las historias menos conocidas de Barcelona: la transformación del barrio antiguo de la Catedral, como se le conocía, en uno nuevo de estilo gótico. La narración de una estudiante recién llegada -con la ilusión de instalarse en un rincón medieval de Barcelona- nos desvela el origen del barrio gótico junto a los testimonios de historiadores, arquitectos y otros expertos que intervienen en este webdoc dirigido por Paty Godoy y Kika Serra, uno de los proyectos realizados en el último Máster de Documental Creativo de la UAB.

Como documental interactivo, Farselona permite que el usuario recorra/navegue por los edificios y monumentos más significativos del barrio gótico a lo largo de los 7 capítulos en los que está dividido. Guiados por una narradora que convierte su curiosidad en obsesión, este trabajo colectivo investiga el origen de un barrio medieval que nunca existió como tal, gracias a los vídeos, audios y fotografías que ilustran el proceso de transformación de la zona, además de las animaciones, gráficos y datos propios del nuevo lenguaje audiovisual de un webdoc.


Un pasado ficticio al servicio del nacionalismo 

O cómo influye la ideología dominante en la construcción de la ciudad y del relato histórico. La edificación del barrio medieval es el resultado de una serie de intervenciones ordenadas por la burguesía, al mando de las instituciones entre finales del siglo XIX y principios del XX.  Además de potenciar el turismo para atraer inversiones, esta iniciativa de los poderes políticos y empresariales también buscaba la creación de una identidad nacional basada en un pasado idealizado. Se trataba de elaborar un discurso útil para la burguesía catalanista: “Nosotros venimos de aquí y esta es nuestra historia”.  “Necesitaban un pasado común para legitimarse”, afirma Agustín Cócola Gant, una de las voces protagonistas de Farselona, y autor de El Barrio Gótico de Barcelona. Planificación del pasado e imagen de marca.



La ciudad como mercancía

“Introduzcamos en el mercado internacional esta nueva marca de turismo y no dudéis: si la nueva marca se elabora bien y se lanza públicamente el producto se venderá y el negocio estará asegurado”. No son palabras recientes del presidente de Turisme Barcelona ni del gremio de hoteleros de la ciudad. Tampoco de los exalcaldes Clos, Hereu o Trias. Quien hablaba a principios del siglo XX de proyectar la marca Barcelona al mundo entero era el empresario Josep Serra i Roca en La Veu de Catalunya. Y como él, muchos otros poderosos apostaban por el potencial turístico de Barcelona.

En esos planes de crecimiento juega un papel fundamental la Sociedad de Atracción de Forasteros, creada en 1908 para promover la imagen de Barcelona como destino turístico que ya impulsaban otras capitales europeas. Con la imagen de marca centrada en la arquitectura y la cultura como ventajas competitivas respecto a otros lugares, “los extranjeros tendrían mayores motivos para venir a dejar su dinero”, decía el arquitecto Jeroni Martorell en 1911.

Catedral de Barcelona en 1895 y en 1913

En busca del prestigio, el proyecto de ciudad soñada a la que aspiraban los poderes locales se proponía: acabar la fachada de la catedral, pospuesta desde el siglo XV, como símbolo de ese neogótico; la apertura de la Vía Layetana para higienizar el centro histórico; la organización de eventos internacionales como la Exposición Universal de 1888 y la de 1929, con las que dar a conocer la ciudad; y otras obras de monumentalización del casco antiguo que se alargan hasta los años 70 del siglo XX. Con un objetivo: lograr “un ambiente de una densidad histórica y emocional tremenda que sobrecoge al visitante sensible y le produce impresiones inolvidables”, según el arquitecto Adolf Florensa. Es decir, un ambiente histórico fabricado en el que los visitantes viven una experiencia satisfactoria: Bienvenidos al parque temático -o el museo al aire libre- del gótico barcelonés.


Desactivar la lucha obrera para mantener la cohesión social

Barricada levantada durante la Semana Trágica de Barcelona (1909)


Con la reforma del barrio de la Catedral, la burguesía también perseguía controlar todo desorden social: huelgas, revueltas y luchas de un movimiento obrero que había protagonizado diversos conflictos que culminaron con la Semana Trágica en 1909. Además, la destrucción de las viviendas de un barrio popular también eliminaba la marginalidad en el centro porque los habitantes más pobres no podían pagar los precios nuevos tras la revalorización del suelo.

En la idea de ciudad soñada, higienizar, sanear y ordenar el centro ayudaba a prevenir conflictos y a fomentar el orgullo cívico de participar en el proyecto de alcanzar la fama de las principales capitales europeas. Nada como “el orgullo nacionalista para calmar los ánimos revolucionarios”, se apunta en el documental.




FUENTES:  http://www.culturaenaccion.com/farselona-barrio-gotico-barcelona/#prettyPhoto
DOCUMENTAL WEB:  http://farselona.com/es/

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