dissabte, 1 de març del 2014

MANIFESTACIÓN 1 DE MARZO DE 2014 EN BARCELONA EN SOLIDARIDAD CON LOS/LAS TRABAJADORES/AS DE PANRIC

Este artículo versa sobre PANRICO. Hagamos una breve historia de esta compañía pues nos será tremendamente útil para comprender cómo se ha llegado a la segunda huelga con más días se seguimiento en el Estado español (141 días a fecha de 1 de marzo) superando la huelga de la metalúrgica Laforsa de Cornellà que duró 103 días, entre noviembre de 1975 y febrero de 1976, y acercándose a los 300 días de huelga que en 1980 mantuvieron los mineros de Crimidesa (Burgos).

PANRICO es una empresa familiar creada en la Cataluña industrial del año 1962 por Andreu Costafreda i la familia Rivera con el nombre dePANificio RIvera COstafreda SL, cuyo acrónimo es PANRICO. La empresa funcionaba según los criterios de explotación de los trabajadores de la época y del lugar: el jefe se mueve entre los trabajadores, paternalista y explotador. Gracias a un producto exclusivo y a la forma de producir en poco tiempo acapara PANRICO el mercado de las famosas rosquillas glaseadas al copar más de 100.000 establecimientos en todo el Estado español. Casi a la vez puede empezar a colocar otros productos en comercios de alimentación. En los años 80 llega la expansión: Portugal; en los 90 China y a principios de la primera década del siglo XXI Grecia. Desde el año 2001 entran La Caixa (30%) y Banc Sabadell Atlántico (5%), con dicha operación se aseguran préstamos para modernizar los lugares de producción y seguir la expansión.
Paralelamente a ese crecimiento, la lucha de los representantes de los trabajadores consiguió ir mejorando sus condiciones de trabajo de forma desigual en cada centro de trabajo, es decir, mayores avances allí donde los trabajadores se organizaron a través del sindicato y más concretamente donde la afiliación a CC.OO. tenía una mayor relevancia.


Es en ese contexto cuando el fondo de inversión Apax Partners, una entidad financiera de capital riesgo fundada en 1972 con base en Reino Unido, entra en la puja para comprar el 100% de las acciones de PANRICO a la familia Costafreda, La Caixa y Banc Sabadell/Atlántico.

PANRICO estaba valorada en 600/700 millones de euros. Apax ganó la subasta pagando 900 millones. Para intentar rentabilizar desde el primer segundo la operación Apax aplicó ingeniería financiera: metió 560 millones de euros en deuda apalancada (es decir, que consiguió un crédito bancario poniendo a PANRICO como pagador), el equity aportado por Apax fue el mínimo posible y una vez adquirida en estas circunstancias, empieza el proceso de troceado y venta de activos para recuperar enseguida la inversión total (no le importaba vender rosquillas, le importaba ingresar dinero, tanto como rosquillas hacía PANRICO). Se vendieron activos inmobiliarios (la sede de la compañía) y en 2006 se vendieron las plantas de China y Grecia, y se abandonaron las exportaciones, centrando el negocio en la península Ibérica. La idea era simple: obtén dinero rápido para recuperar el equity vendiendo todos los activos en el exterior, por el camino reparte todo el dividendo que puedas con la venta de activos para recuperar lo más pronto posible el dinero que has puesto en la compra y céntrate en crear una marca de bollería y galletas con una buena cuota de mercado en la península, que encontrarás a alguien a quien revendérsela. Además, se obliga a los trabajadores que distribuyen el producto a hacerse autónomos entre otras medidas para rebajar costes, mientras que los ejecutivos de Apaxse suben el sueldo un 81%. Según parece en estos primeros años Apax Partners ya recuperó su inversión e incluso ganó dinero. En 2008 con el objetivo de crecer en el Estado español se compra Artiach por 58 millones de euros con un 100% de crédito bancario, que se suma a la deuda apalancada. Y ahí llegó la debacle definitiva. Los errores productivos, financieros y de dirección se encadenaron e hicieron que la empresa acumulara cada vez más pérdidas... Hasta que en 2010, en medio de la crisis económica, Apax Partners ya le ha sacado todo el jugo posible a PANRICO. Es hora de buscar una solución para acabar de sacar la última gota. Así que entrega su participación por un euro a la banca (ING, Caja Madrid -hoy Bankia-, La Caixa), que capitaliza sus préstamos. La banca se queda la empresa perdonando a Apax 300 millones de euros (¿esto no es dación en pago? Sí, lo es). Y ahora es el momento en que la banca se desprende del 20% de PANRICO en favor del fondo buitre norteamericano Oaktree.

Oaktree es propiedad del millonario Howard S. Marks, que ha amasado una fortuna -cerca de 1.400 millones de dólares- especulando con la compra de empresas en quiebra. En 2011 ya tiene el control total por 11 millones más y la banca acepta una quita del 80% de la deuda, es decir, ya ha cobrado su parte. Se intensifica el desguace. En 2012 Oaktree vende Artiach. Ante la amenaza de cierre, la plantilla de Santa Perpètua acepta un recorte de sueldo del 25% e inmediatamente después se hace un ERE de 197 despidos. Los altos ejecutivos, por contra, se suben el sueldo un 43%, bonus aparte. En 2013, la fruta está madura para preparar la venta (os recomiendo la película de Oliver Stone de 1987 titulada Wall Street, para que entendáis completamente el sentido de las operaciones).

El 12 de septiembre de 2013 se nombra como “primer ejecutivo para acometer la reestructuración” de la compañía a un viejo conocido de la clase obrera española, Carlos Gila Lorenzo. Efectivamente, licenciado en Economía por la Universidad de San Francisco (EEUU), hijo de Carlos Gila González, médico y diputado de la UCD segoviana, muy vinculado a la patronal segoviana y amigo personal de Adolfo Suárez, Carlos Gila Lorenzo arrancó como consultor estratégico en Andersen Consulting, desde donde pasó al Grupo Tedeva, momento en que fue nombrado presidente de los empresarios de Segovia, algo que le daría acceso a la junta directiva de la patronal CEOE en los años noventa. Allí conoció al expresidente de Caja Madrid y de Bankia, ex vicepresidente económico del Gobierno con el PP, Rodrigo Rato, entonces aún en la oposición. Su amistad con él y con la ex comisaria europea Loyola de Palacio, le abrió las puertas de Alycesa, propietaria de Aceites Coosur, que pasó a dirigir con 29 años en junio de 1996. Tras poner en números negros la compañía y prepararla para la privatización, decidió asumir otro destino. Entonces, le llegó la oferta de ser consejero de Ebro Puleva, aún pública, en 1998. Entró en la compañía de alimentación junto a Vicente de la Calle, hombre de confianza de Rodrigo Rato, y que debía organizar la reestructuración del sector azucarero, propiciando la unión entre las diversas compañías para su privatización.

Finalmente, y tras diversas diferencias con De la Calle, Gila dimitió en 2000. De ahí pasa a Sintel, ex filial de Telefónica. Tras unos meses en el cargo de presidente, a instancias de un grupo de accionistas españoles encabezados por el ex McKinsey & Company (una consultoría estadounidense), Carlos Tejera, Gila decidió adquirir a principios de 2001 por el precio simbólico de un euro, y con la aquiescencia del Gobierno del Partido Popular, el 100% de Sintel.

Una vez nombrado administrador único y consejero delegado, planteó un duro recorte de plantilla, una renegociación de los contratos con Telefónica y una ampliación de capital que le ocasionó duros enfrentamientos con los sindicatos, hasta la extinción de la actividad de la empresa. De ésta etapa le vino una acumulación de pleitos judiciales y una imputación de por medio ante la Audiencia Nacional, de la que fue finalmente absuelto.
De allí pasó a La Seda, para aplicar el mismo plan. Pero la compañía barcelonesa lo cesó para, a renglón seguido, incorporarse a PANRICO como el hombre de Oaktree.

Su primera acción es un clásico: no pagar el sueldo de septiembre a la plantilla.
La segunda, proponer un plan que reduce los puestos de trabajo a la mitad y los salarios en un 40% a los supervivientes de tal carnicería. Si hay que negociar, mejor que el oponente esté desmoralizado y desesperado.
En palabras de Ginés Salmerón, presidente del comité de empresa de Santa Perpètua, “PANRICO está jugando a dar poquito a poquito los salarios de los trabajadores, y así presionarlos en la negociación”, mientras se despide al tiempo que se sigue subcontratando por ETT y pagando horas extra.


La plantilla más afectada por el ERE (Santa Perpètua, 73% de despidos) convoca huelga, negándose a negociar mientras no se cobre el salario pendiente. Con la promesa de cobrar en tres plazos, las demás fábricas no paran, obligando a sus compañeros en Catalunya a repartir folletos en centros comerciales llamando a no consumir productos PANRICO pues boicotean la huelga de Santa Perpètua. Los medios de comunicación neoliberales y de economía acuden en ayuda de los liquidadores, señalando como elemento fundamental los “altos salarios de la plantilla que están muy por encima del convenio”. Finalmente, el piquete de Santa Perpètua es aporreado por los Mossos d’Esquadra. Algo tendrá que ver que entre los grandes beneficiados de toda esta historia se encuentre Joan Mas, el hermano del President de la Generalitat, director de operaciones de la compañía.

El ejemplo de PANRICO nos ofrece una idea de la clase de tácticas terroristas que se aplican -y van a continuar aplicándose- contra la clase obrera, especialmente con aquella parte que “cobra por encima del convenio” o que “se aferra a su puesto de trabajo”, o que es una “privilegiada” por razón contractual (aviso para los funcionarios). La patronal está forzando la máquina con todos sus recursos disponibles: desde el judicial (con la demanda de 5.000.000 de euros a los convocantes de la huelga de PANRICO, que la justicia ha desestimado), los gobiernos español y catalán tienen en común que agitando banderas destrozan todos los derechos sociales con sus bienes y los entregan al servicio de los mismos: el gran capital. Ambos gobiernos acallan las críticas, antidisturbios mediante; los medios de comunicación presionan a la población con esa contradictoria montaña rusa emocional que va de los brotes verdes (mentira) al juicio final (más próximo a la verdad) en cuestión de horas, o atacan directamente a las plantillas -como en el caso de PANRICO-, mintiendo sobre pactos o ayudas inexistentes y publicando noticias provocadoras o relajantes con el objetivo de exaltar o hacer dudar a los trabajadores y las trabajadoras para dividirlos y romper su lucha. De momento, la judicatura es la única institución desde la que se consigue frenar los casos más graves, pero la mayoría de ellos se están peleando en la calle, empresa por empresa.

La lucha obrera sí sirve y funciona
La lucha de PANRICO y actos como el de hoy en Barcelona demuestran con una claridad meridiana que se equivocaban todos aquellos que declararon obsoletas las luchas obreras del pasado. En defensa de sus salarios y puestos de trabajo, los y las compañeras de PANRICO han vuelto al piquete, la denuncia pública, la manifestación y la caja de resistencia que ha desatado una ola de solidaridad. En solidaridad con la lucha obrera hemos marchado con ellos como miembros de una misma clase: la de los oprimidos, la clase obrera. También ha servido para quitar esas etiquetas que ya nos autoimponemos y con las que durante años hemos sido bombardeados: "clase media", "estatus socio económico medio o medio-elevado", "mercado laboral"... anulando así la dignidad de cada individuo, convirtiéndolo en un clínex dentro de un paquete inmenso el cual el capitalismo puede usar como le dé la gana y tirarlo a la basura a medio usar o sin usarlo... “porque son un mercado, un paquete de mercancías y no de las mejores”. Ese es el mensaje que debería quedársenos a cada uno de los que han acudido y de aquellos que no han podido asistir.

¿Ha servido para algo? Pues lo cierto es que sí. Antes de que se diera lugar a la marcha de hoy se han logrado rebajar las pretensiones de la empresa a la mitad (informa CC.OO. que de casi 2000 despedidos se ha pasado a 745 y de un recorte salarial medio del 40% se pasa a una media del 22,5%). En las próximas semanas se verá el resultado de esta dura lucha diaria, que nos comprometemos a mantener hasta la victoria. Somos conscientes de algo que hemos hecho en la medida de nuestras posibilidades. Si queremos invertir en la clase obrera hagámoslo utilizando la caja de resistencia. Esa solidaridad no sólo es para hoy o para los próximos días. Hay que tener presente que en el futuro, con la victoria, habrá que forzar mediante demandas la recuperación de lo perdido por el ataque ilegal y cínico de la dirección de PANRICO.

La clase obrera consciente se prepara para la guerra viendo como se repite el mismo guión en todas partes, con fondos de inversión o sin ellos, pues las empresas que tienen beneficios pueden aplicar estas políticas sólo por no haber conseguido los márgenes esperados o lográndolos acudiendo a la empresa del ministro Montoro para que diseñe la estrategia adecuada, que luego él dará el visto bueno desde su ministerio y le echará una mano a Fátima Báñez para que se anime también a firmar. El dinero en B anima mucho, supuestamente. Ahora, cuando con dudosas previsiones dejan de ganar dinero, lo anuncian como pérdidas e invariablemente culpabilizan a los “altos costes salariales”. Ni gobiernos, ni medios de comunicación, ni muchísimo menos la patronal señalan nunca sus extraordinarios beneficios conseguidos gracias a la crisis. Eso no se puede tocar. Va contra la lógica. Contra la lógica del capitalismo. Es por esto que se hace necesario repasar algo tan sencillo como lo que se halla al final del Manifiesto Comunista: "¡Proletarios de todos los países, uníos!"

Me gustaría acabar este artículo con dos puntos. Muy importantes:
1) Número de cuenta de la caja de resistencia para la huelga de la plantilla de PANRICO en Santa Perpètua:
2100 3161 38 22000 94458

2) Llamamos a no consumir productos PANRICO hasta el fin de las negociaciones”.
¡VIVA LA LUCHA DE LA CLASE OBRERA!


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